La administración departamental atraviesa un punto de quiebre tras la decisión de la gobernadora Rafaela Cortés de pedir la renuncia a la mayoría de los altos funcionarios de su gabinete. La medida, que tomó por sorpresa a varios sectores políticos, no es vista como un simple trámite burocrático, sino como un movimiento estratégico que redefine la correlación de fuerzas al interior de la Gobernación del Meta.
🔍 Evaluación y mensaje de poder
Cada integrante del equipo de confianza deberá defender su permanencia en el cargo, argumentando resultados y compromisos con las metas institucionales. Este proceso es interpretado como un filtro político y técnico, que podría fortalecer el control interno de la mandataria en un escenario marcado por tensiones, posibles fracturas y cálculos de cara al futuro electoral.
El ambiente en la Gobernación es de expectativa y cautela: la gran incógnita es quiénes conservarán su lugar y quiénes saldrán del círculo de poder.
⚖️ Entre la gestión y la política
El anuncio también abre un debate sobre la verdadera función de quienes ocupan cargos de libre nombramiento. Con frecuencia, en las estructuras gubernamentales algunos funcionarios olvidan que el servicio público exige resultados, cercanía con la gente y coherencia con el mandato ciudadano.
📣 Un punto de inflexión
Si esta reorganización institucional se enfoca en fortalecer la eficiencia, la gobernabilidad y la transparencia, la mandataria podría consolidar su liderazgo. Pero si el ajuste responde únicamente a acuerdos políticos, el resultado podría ser una repetición de viejas prácticas que han debilitado administraciones anteriores.
Redaccion ExitosaStereo