La decisión diplomática marca un punto crítico en las relaciones bilaterales entre los dos países. Desde el entorno presidencial, se calificó la medida como una violación al derecho internacional y a los acuerdos de inmunidad que protegen a jefes de Estado durante eventos multilaterales.
Bogotá respondió con firmeza. Petro declaró que la revocatoria no lo intimida: “No necesito visa; soy ciudadano colombiano y europeo”, aseguró, y cuestionó la legitimidad de la acción de EE. UU.
Al mismo tiempo, el Ejecutivo colombiano evalúa respuestas institucionales ante lo que consideró un gesto de hostilidad política.
Fuente: EXitosaStereo